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La enésima demostración del compromiso de Willy Hernangómez con New Orleans Pelicans: siempre preparado para la oportunidad

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Cuando no se disponen de las condiciones atléticas o del talento de las grandes estrellas la mejor forma de mantenerse dentro del ecosistema NBA es aceptar un rol y desempeñarlo de la mejor manera posible. En el baloncesto no siempre es necesaria un equipo repleto de estrellas para tener éxito. Más bien todo lo contrario. La receta más apropiada para alcanzar las más altas metas requiere nombres reconocibles sí, pero también otros que ocupen un escalón inferior, dispuestos a hacer lo que sea para ayudar a ganar o a que otros den su mejor versión.

Esto no siempre es fácil, menos para aquellos formados fuera de Norte América y que en sus respectivos países y ligas domésticas tuvieron o tendrían una mayor relevancia y peso. Pero los mejores tienen que estar con los mejores y la decisión de medirse a ellos es lo que marca la diferencia al final del día. 

La situación de Willy Hernangómez no es sencilla, aunque en realidad lleva sin serlo desde hace bastante tiempo. Año tras año desde que dio el salto a la NBA ha trabajado en sus puntos flacos hasta conseguir minimizarlos considerablemente. Una progresión que no siempre ha venido de la mano de un tiempo en pista directamente proporcional. El contexto importa mucho y los condicionantes que ha tenido el madrileño en estas temporadas han sido notables. Cambios en las gerencias, entrenadores con estilos distintos, una pandemia, decisiones técnicas... Todo eso ha jugado un papel fundamental y ha puesto a Willy en el punto en el que está ahora mismo.

Objetivamente el pívot formado en la cantera del Real Madrid se encuentra en el mejor momento de su trayectoria, tanto a nivel individual como de desarrollo propiamente dicho. El MVP del pasado Eurobasket solo fue un reflejo del momento que atraviesa, consecuencia del progreso que ha realizado, invirtiendo veranos y veranos en pulir su juego de pies, su tiro en suspensión y acondicionamiento físico.

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Sin embargo, todos esos galardones, loas y alabanzas que recibió por su trabajo con la Selección no se tradujeron en un rol mayor a su vuelta a New Orleans Pelicans. Las expectativas de Willy al empezar la pretemporada eran altas y, por una vez, estaban justificadas. "Estoy preparado, tengo confianza. He mostrado que cuando tengo minutos puedo ser uno de los mejores pívots para jugar al baloncesto. Quiero seguir haciendo lo mismo, espero jugar", dijo a los medios. "Después de este verano me siento tan bien que espero que esa confianza se traduzca en minutos". 

Pero los minutos no llegaron. Y si lo hicieron fueron en partidos decididos y sin nada en juego, apenas unos instantes para dar salida a los titulares. Esta situación, como no podía ser de otro modo, frustró a Hernangómez según fuentes cercanas al jugador. Y razones no le faltaban. Superado el primer mes natural de competición el total de tiempo pasado sobre la pista ascendía a 27 minutos, un poco más que lo que jugó en la final contra Francia apenas unas semanas atrás.

Pero Willy siguió trabajando en la sombra, siguió entrenando, manteniéndose en forma.

Esto puede parecer un básico en los jugadores NBA, pero basta conocer de cerca las dinámicas y rutinas de los equipos para saber que los que componen el fondo del banquillo no siempre tienen el mismo grado de compromiso. Los workouts individuales en una temporada con tantos viajes se reducen mucho y la implicación de estos se demuestra en las horas previas a un partido, cuando los estadios están prácticamente vacíos. Ahí es donde Willy ha probado una vez más su profesionalidad. 

"La segunda unidad tiene que continuar aportando energía cada día. No importa cómo lo hagan los titulares, tenemos que estar ahí al 100%, estar listos, jugar duro y defender", contó el pívot a los medios hace unas semanas. 

Pero como siempre ocurre en esta liga, basta una lesión para que todo cambie y se abra la puerta a que haya modificaciones en la rotación. A Hernangómez se le presentó su primera oportunidad para cambiar la dinámica y dar un golpe encima de la mesa y el madrileño no lo ha desaprovechado. Desde el pasado 21 de noviembre ha jugado en todos los partidos de los Pelicans salvo uno y su aportación ha ido de menos a más. Y como era de esperar, Willy ha dejado tan buenas sensaciones como números, como ante los Thunder (10 puntos, 9 rebotes en 16 minutos) o más recientemente contra los Nuggets (12 tantos, 8 capturas en 19 minutos).

Pese a que a veces no cuente con muchas opciones de salir de manera constante a pista, el pívot es una de las piezas más queridas al interno del vestuario. De su estrecha relación con el alero Trey Murphy a la especial química en cancha que tiene con Zion Williamson, quien se deshace en elogios hacia el español cada vez que se le pregunta:

Willy Hernangómez ha demostrado a los Pelicans y al mundo NBA que puede sumar en cualquier contexto y bajo cualquier circunstancia. Cuando la situación ha requerido que fuese titular ha dejado buenos registros. Cuando ha ejercido como interior suplente lo ha hecho cubriendo a la perfección a Valanciunas. Y si es necesario saltar a cancha tras más de un mes "ausente" su rendimiento no ha podido ser mejor. 

New Orleans tiene hasta el término de esta temporada para ejercer o no su opción de equipo, pudiendo incluso ofrecerle una extensión próximamente. No obstante, su figura es apreciada por otras franquicias y con el cierre del mercado de traspasos cerca todo es posible. 

Las opiniones aquí expresadas no representan necesariamente a la NBA o a sus organizaciones.

Autor/es
Sergio Rabinal Photo

Sergio es productor senior de contenido en las ediciones en español de The Sporting News.